sábado, 12 de julio de 2014

Messi quiere reinar con el mínimo esfuerzo: ni un solo toque en el área frente a Holanda


Veinticuatro años después, Argentina ha vuelto a conseguir meterse en la final de un Mundial. El combinado albiceleste, después de una larga travesía por el desierto, volverá a jugar un nuevo partido por el título, pero curiosamente lo hace entre críticas. El equipo entrenado por Alejandro Sabella sigue sin enamorar, con un juego plano, ramplón y sin ideas, que ha solucionado los partidos gracias a su pegada y al buen hacer defensivo. Y uno de los hombres más señalados es el propio Leo Messi, que ha vuelto a demostrar que está varios peldaños por debajo de lo que se espera de un jugador de su nivel.

El delantero del Barcelona es, sin genero de dudas, uno de los mejores jugadores del mundo. Puede presumir de ser el único jugador de la historia del fútbol en tener cuatro Balones de Oro en su poder, además de poseer el récord de goles en un año natural, con 91 tantos en 2012. Pero esta última temporada ha sido realmente catastrófica para el argentino: tras varias lesiones, no ha conseguido tener continuidad en lo deportivo, lo que ha repercutido en sus actuaciones sobre el césped. En pleno Mundial, sigue sin ser ni la sombra del jugador que un día asombró al mundo del fútbol.

Pese a que se trata de la gran razón para soñar de Argentina, lo cierto es que su nivel está dejando mucho que desear. Sin ir más lejos, los datos que dejó Messi en el partido ante Holanda no son los del líder de juego que se espera de alguien como él: en los 120 minutos de juego, Messi no tocó ni un solo balón dentro del área rival. Los 70 contactos que tuvo con el esférico fueron fuera del área de castigo rival. Es más, su único contacto con el balón en esta zona fue en la tanda de penaltis, en la que marcó su lanzamiento ante la estirada de Jasper Cillesen. Sin Ángel di María sobre el terreno de juego, la labor de Messi se basó en ayudar a la medular, pero sin demasiado brillo.

Y si en lo puramente deportivo Argentina extrañó a su mejor jugador, también lo hizo en los momentos claves del encuentro. Pese a llevar el brazalete de capitán, su desempeño como tal fue nulo, una labor que asumió Javier Mascherano a lo largo del partido. Si había que protestar al colegiado, dar un grito a sus compañeros, animar o arengar, fue el 'jefecito' el que encargó de llevarlo a cabo. Mención aparte merece la charla que tuvo con Sergio Romero antes de la tanda de penatis, en la que dio alas al guardameta: "Hoy, ¡hoy! Vos te convertís en héroe. ¿Está?". Messi no quiso saber nada del asunto.

Pese a todas las críticas y a su poco brillo, el argentino suma cuatro goles en el presente torneo, pero sin ser el jugador determinante que asombrara a medio mundo escasas temporadas atrás. Esta situación es la que abre el debate en torno a su figura: si Argentina gana el torneo, ¿podríamos hablar del Mundial de Messi? Sin duda, es el gran torneo que le falta para redondear su palmarés, pero salvo que firmara una final escandalosa para el recuerdo, el resto de torneo del delantero azulgrana ha sido más bien gris. De hecho, no está ni entre los diez mejores del Mundial según el Índice Castrol.


Un hombre que está brillando a chispazos
Siempre que se habla del mejor jugador del mundo, Messi aparece en las quinielas. Pero muchos de sus detractores afirman que nunca llegará a superar al otro gran mito argentino, Diego Maradona, por su escasa aportación a la selección. Ahora, podría estar ante la oportunidad de lograr su primer Mundial con la albiceleste, pero sigue sin despejar las dudas sobre su fútbol. Caminando buena parte del partido por zonas muy alejadas de las que crea peligro, Messi no ha demostrado ser un jugador distinto en el Mundial, que ofrece ligeros chispazos de fútbol en momentos demasiado concretos.

Argentina no ha sido ni el equipo más brillante ni el que mejor juego ha desplegado, pero sí que ha sabido competir hasta el extremo para meterse en la gran final del torneo. Enfrente estará la todopoderosa Alemania, un combinado que ha ofrecido grandes momentos de fútbol, como la goleada infligida a la todopoderosa Brasil (1-7). Pero ahora ha llegado el momento de la verdad: "Las finales no se juegan, se ganan", dijo una vez Alfredo di Stéfano. Ahora queda por ver quién es el que la gana. Y, sobre todo, cuál es la versión de Messi que se verá en el momento de la verdad.

(FUENTE: elconfidencial.com)

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