El argentino Darío Dubois exhibió durante toda su carrera una personalidad diferente a la de cualquier jugador. Impresionaba su estilo de vida y sus formas de vestir, anillos, collares, pañuelos en la cabeza, distintos cortes y peinados de cabello.
Se inició en Nueva Chicago, para luego pasar por Yupanqui (1994), Lugano (1995/97 y 2001), Ferrocarril Midland (1998/99 y 2001/02), Deportivo Riestra (1999/00), Laferrere (2000), Cañuelas (2001) y Victoriano Arena (2002/04), entidad donde en el 2004 sufrió una importante lesión que lo hizo dejar la actividad, ya que su club no quiso pagarle la operación de rotura de ligamentos cruzados en una de sus rodillas.
Disputó 146 partidos y anotó 13 tantos en la primera división “C” y “D”.
Son miles las anécdotas de Dubois, pero con la que se hizo conocido, porque salió por todos los medios, fue cuando se dio el lujo de salir a la cancha a jugar con la cara pintarrajeada, igual a los integrantes del conjunto, “Kiss”, en un partido que su equipo, Midland, enfrentó a Argentino de Merlo. La repitió varias veces hasta que se lo prohibieron. Tras dejar el fútbol, siguió con la música que lo hacía paralelamente. Integró un grupo que se llamó Tributo Rock en honor a Vox Dei, aunque él quería por encima de todo, la música metalera.
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