El Gobierno español no se plantea la posibilidad de imponer un tope salarial en el mundo del fútbol pero sí estudiará legislar para impedir que los clubes puedan gastar en fichajes y sueldos más allá de un porcentaje de sus presupuestos que habría que definir. Así lo aseguró el secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky.
El Ejecutivo no es partidario de seguir las pautas de la NBA, donde existe un límite salarial, y huye del intervencionismo. Aboga porque sean las propias sociedades anónimas deportivas las que adopten medidas reguladoras en tiempos de crisis. Sin embargo, la cantidad de millones derrochados en el fútbol provocan la indignación y la crítica desde muchos sectores de la sociedad.
Jugadores foráneos como Cristiano Ronaldo, Kaká o Messi ganan unos sueldos prohibitivos para el común de los mortales y, además, disfrutan de ventajas fiscales, ya que tributan en el IRPF al 24% frente al 40 e incluso el 50% exigido en otros países del entorno como Francia o Reino Unido.
Dinero al margen, tragedias como la de Dani Jarque preocupan a las instituciones deportivas, sobre todo porque no se adivina una solución en el horizonte. Lissavetzky explicó que el Consejo Superior de Deportes (CSD) realiza unos 1.300 análisis cardiológicos voluntarios al año y que los clubes someten a los futbolistas a electrocardiogramas y pruebas de esfuerzo siguiendo las recomendaciones de la FIFA.
Recordó que todos los campos de Primera y Segunda División cuentan con desfibriladores, según un acuerdo con la Liga de Fútbol Profesional. Sin embargo, reconoció que erradicar este tipo de muertes es «casi imposible» por la dificultad de detectarlos. Afirmó que las pruebas genéticas no son válidas para todos los casos, ya que algunas dolencias no responden a una herencia genética. Pese a todo, definió a la medicina deportiva española como «muy buena».
(FUENTE: ideal.es)
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