El Shakhtar conquistó la UEFA de la verdad por delante. Los de Lucescu superaron al Werder tras 120 minutos de descaro y mínimas especulaciones. El Shakhtar, el de la disciplina que lleva en la sangre y el del talento que llevan sus brasileños en las botas, ganó a un Werder Bremen previsible. Diego, tres cuartos del conjunto alemán, vio el partido desde la grada, abatido por su ausencia. Su baja por sanción fue demasiado para un Werder que se topó con un Shakhtar atractivo que escribió en Estambul la página más importante de sus días.
El que será último campeón de la Copa de la UEFA es un equipo alternativo que rompe todo tipo de contradicciones. El Shakhtar es dos maneras de vivir el fútbol en una. El orden del fútbol del Este de su defensa porta un escudo que resguarda la imaginación de sus brasileños, los que deciden en ataque. En la zona ancha, contra el Werder, se mezclaron las dos ideas. Lewandowski, obrero polaco de servicio en Donetsk, al lado de Fernandinho, comandante del partido al son de sus piernas. De ellas nació la samba a la que se unieron sus otros compatriotas, Willian, Ilsinho, Jadson y Luiz Adriano.
El Werder tampoco renunció a su estilo ofensivo de siempre; pero, tenía un problema. Diego, director de la orquesta extrovertida alemana, no estaba en el campo. A pesar de ello, combatió en el cuerpo a cuerpo contra el Shakhtar, sin miedo a nada.
El primer tanto del encuentro surgió por la zona central. El Shakhtar encontró un agujero en la zaga alemana que entendió Luiz Adriano a la perfección. El brasileño, delante de Wiese, hizo honor a su partida de nacimiento para marcarse un toque sutil y malabarista y hacer el primero. Fue la samba incorporada.
El Werder tenía un problema tras el 1-0, pero esta vez fue otro rincón. Los de Lucescu, antes del gol, confundieron por una banda derecha de recursos. Srna e Ilsinho compaginaron sus virtudes para iniciar el camino a la victoria. Los alemanes, mientras, echaron en falta el desequilibrio de Ozil, destinado a hacerse dueño del partido ante la ausencia del genial Diego. El Werder, sin la velocidad de su enemigo, empató el partido por insistencia.
El primer tanto del encuentro surgió por la zona central. El Shakhtar encontró un agujero en la zaga alemana que entendió Luiz Adriano a la perfección. El brasileño, delante de Wiese, hizo honor a su partida de nacimiento para marcarse un toque sutil y malabarista y hacer el primero. Fue la samba incorporada.
El Werder tenía un problema tras el 1-0, pero esta vez fue otro rincón. Los de Lucescu, antes del gol, confundieron por una banda derecha de recursos. Srna e Ilsinho compaginaron sus virtudes para iniciar el camino a la victoria. Los alemanes, mientras, echaron en falta el desequilibrio de Ozil, destinado a hacerse dueño del partido ante la ausencia del genial Diego. El Werder, sin la velocidad de su enemigo, empató el partido por insistencia.
Fue a balón parado. Una mala decisión de Pyatov, guardameta ucraniano, fue determinante. El meta se equivocó intentando atrapar un trallazo de Naldo a balón parado que pedía un despeje. Los guantes claudicaron ante la potencia del mísil del brasileño. Empató el Werder. Antes del descanso, los dos equipos, con sus armas de ataque, rozaron la ventaja. Un cabezazo de Pizarro y un zambombazo de Lewandowski que se topó con Wiese pidieron a gritos su trascendencia en el marcador.
El Shakhtar correspondió a sus intenciones en la segunda mitad. Llegó más y mejor que los alemanes. Willian fue una pesadilla para Fritz y los de Lucescu, bilingües, siguieron hablando 'brasileiro'. El Werder quiso rebelarse a su destino negativo sin Diego. Hizo lo que pudo. Pyatov se cruzó en sus intenciones.
120 minutos de ataques
La final se decidió en la prórroga. Un centro del incansable Srna al corazón del área, en la primer mitad, fue el principio del fin para el Werder. Por allí surgió Jadson para romper el partido con intriga. Wiese no pudo evitar el último gol de la competición.
El Werder no se rindió como buen ejército alemán. Pyatov borró su error en el gol y Medina Cantalejo acabó siendo el protagonista. Anuló con justicia un tanto de Pizarro, pero le arrebató un penalti a los de Schaaf. Pitó el español y Srna, capitán croata del Shakhtar ucraniano con turistas brasileños, refutó la apuesta por el fútbol de ataque, la mejor defensa.
(FUENTE: Marca)
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