viernes, 29 de mayo de 2009

Es hora de cambios drásticos en el fútbol peruano


Frente a un fútbol caótico que se desangra en manos de una cúpula que dirige Manuel Burga, los jugadores han levantado su voz de protesta y han exigido, a través de un pedido público, cambios radicales en la Federación Peruana de Fútbol (FPF).

Por ahora, los futbolistas han logrado, con sus recomendaciones y sin conocer aún los resultados de su “levantamiento”, lo que nadie ha hecho hasta hoy: poner en jaque un sistema obsoleto que permite el continuismo de una casta dirigencial ineficiente, que en más de 15 años no ha podido cambiar su imagen de desprestigio por la del éxito.

Los jugadores han anunciado que, de no ser aceptadas sus reclamaciones hasta el 24 de julio, le dirán no a la selección. Que se haya calificado de chantaje la manera de formular sus pedidos o que algunos de sus puntos suenen excesivos, es algo ciertamente adjetivo.

El tema central y de fondo que los agremiados han querido dejar en claro es el desacuerdo absoluto con la manera como se elige al presidente de la FPF. Efectivamente, se trata de un despropósito que permite la permanencia de dirigentes como Burga, que tienen un alto índice de desaprobación y que solo se sostienen por el apoyo de votos departamentales —son mayoría con 25 contra 16 clubes profesionales— que no tienen ninguna representación en el fútbol.

La propuesta eleccionaria incluye, además, la participación de los otros componentes marginados hasta ahora en la toma de decisiones, como los mismos jugadores, quienes, siguiendo el ejemplo español, podrían también ser parte del universo que vota y decide.

La situación es sumamente crítica, en momentos en que la participación de la selección en las Eliminatorias es una cuestión de mero trámite, por lo que el clamor popular exige cambios drásticos a través de diversos canales.

Efectivamente, una reciente encuesta de Ipsos Apoyo reveló que el 96% pedía la renuncia de Burga y un 92% considera absolutamente necesarios los cambios en el fútbol, aunque ello implique la desafiliación de la Federación Internacional de Fútbol Afiliado (FIFA).

A pesar de todo ello, y con una perseverancia digna de mejor causa, la cúpula de Burga ha insistido hasta ahora en atornillarse a sus puestos. ¿Esperamos acaso otra humillación internacional y seguir con el esquema actual de escandalosos amarres, ineficiencia y corrupción?

Ya en el 2003 la agremiación consiguió con su huelga que sus reclamos sean escuchados. Hoy esperamos que esta nueva protesta sirva de una vez por todas para acabar con un statu quo que no le hace nada bien al fútbol y que solo ha servido para hundirlo y desprestigiarlo.

Seiscientos son los agremiados que han firmado el petitorio para iniciar un gran cambio en el fútbol. Pero, debemos considerar que detrás de ellos existe el apoyo de 28 millones de ciudadanos cansados de los magros resultados que han convertido al fútbol peruano en un deporte que solo nos genera pena, vergüenza, rabia e indignación.

(FUENTE: editorial de elcomercio.com)

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