En el mundial de Alemania '74, y días después del debut en un mundial de la selección de Zaire, donde cayó derrotada ante Escocia por 2 a 0 y en vísperas del partido contra Yugoslavia (teniendo en cuenta que el tercer encuentro sería, nada mas ni nada menos, versus Brasil, el que por entonces era el campeón del mundo vigente), llegaron a Alemania Federal, un grupo de brujos zaireños para ejercer influencia espiritual y facilitar la labor de su bisoño equipo nacional.
Pero extrañamente cuando los hechiceros llegaron a la puerta de la concentración zaireña, el director técnico de ese país, el yugoslavo Blagoiev Vidinic, no les permitió el acceso a sus dirigidos.
Pero extrañamente cuando los hechiceros llegaron a la puerta de la concentración zaireña, el director técnico de ese país, el yugoslavo Blagoiev Vidinic, no les permitió el acceso a sus dirigidos.
Entonces los brujos se juntaron en la puerta del hotel que alojaba a los africanos y les dijeron a la prensa internacional que el entrenador “... nos rechaza porque teme que nuestros fetiches ayuden a los leopardos (así les llamaban a los jugadores de Zaire) a ganar a sus hermanos. Vidinic prepara la derrota de los nuestros porque no puede traicionar a los suyos ...”.
Finalmente, el 18 de Junio, en el estadio de la ciudad de Gelsenkirchen, la selección de Yugoslavia los apabulló por 9 a 0.
Finalmente, el 18 de Junio, en el estadio de la ciudad de Gelsenkirchen, la selección de Yugoslavia los apabulló por 9 a 0.
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