El escritor uruguayo Eduardo Galeano reclamó el uso de la tecnología para resolver jugadas dudosas, como se hace en otros deportes, en un artículo publicado hoy sobre el Mundial de Sudáfrica en el diario La República, en el que subrayó también que el triunfo de España hizo justicia.
En el texto, titulado "Reino mágico", el autor de "Las venas abiertas de América Latina" resumió sus sensaciones durante el mes que duró el campeonato, que calificó de insólito por distintas razones.
Entre ellas, porque "la todopoderosa burocracia de la FIFA" reconoció por primera vez "que habría que estudiar la manera de ayudar a los árbitros en las jugadas decisivas".
"Hasta estos sordos de voluntaria sordera tuvieron que escuchar los clamores desatados por los errores de algunos árbitros, que en el último partido (España-Holanda) llegaron a ser horrores", afirmó el escritor.
Galeano lamentó que los aficionados tuvieran que ver por televisión "lo que los árbitros no vieron o quizás no pudieron ver" y dijo no entender porque los colegiados "están autorizados a consultar una antigua invención llamada reloj", pero "de ahí está prohibido pasar".
Al autor de la trilogía "Memoria del fuego" le pareció también insólito "que al final del torneo se hiciera justicia, lo que no es frecuente en el fútbol ni en la vida".
España "ganó en buena ley, fue el mejor equipo del torneo, por obra y gracia de su fútbol solidario, uno para todos, todos para uno, y también por las asombrosas habilidades de ese pequeño mago llamado Andrés Iniesta", argumentó.
A Galeano también le sorprendió la pelota usada en el torneo, la Jabulani, "enjabonada, medio loca, que huía de las manos y desobedecía a los pies". Recordó que fue "impuesta" por la FIFA "aunque a los jugadores no les gustaba ni un poquito".
"Insólita fue también la mejor atajada del torneo", porque no correspondió a un portero sino a un delantero, el uruguayo Luis Suárez, que salvó a su equipo de la eliminación ante Ghana en cuartos de final.
Igual de inesperado fue el hecho de que los anteriores campeón y finalista, Italia y Francia, "volvieran a casa sin abrir las maletas", y que "faltaran a la cita las superestrellas más anunciadas y más esperadas", el argentino Lionel Messi y el portugués Cristiano Ronaldo.
Pero más sorpresivo fue aún para Galeano que "una nueva estrella, inesperada, surgiera de la profundidad de los mares y se elevara a lo más alto del firmamento futbolero", en alusión al pulpo Paul, un "oráculo octópodo" que, en su opinión, "bien podría llamarse Pulpodamus".
El escritor, que durante el Mundial colgó un rótulo de "Cerrado por fútbol" en la puerta de su casa de Montevideo, dijo que a pesar de la intensidad con la que vivió el campeonato, ya empieza a extrañar "la insoportable letanía de las vuvuzelas".
(FUENTE: EFE)
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