sábado, 14 de noviembre de 2009

Maradona, caños, túneles y “huachas”


La nota no es de esas que llenan portadas, pero su singularidad originó que me animase a explayarme en ella: Diego Armando Maradona pidió a sus dirigidos hace unos días, que eviten jugadas de lujo tales como el “caño” (conocido también como “túnel”o como en el Perú le decimos: “huacha”), citando como ejemplo la que Pablo Aimar le hizo a Fernando Gago en la práctica que realizaron con miras a su amistoso con España hace unos días. “Caños, no”, fue la drástica advertencia del Diego.

¿Qué tiene Maradona contra los “caños”?, la respuesta es un verdadero enigma, así que habrá que entrar en el terreno de las conjeturas y lo lógico es empezar por el hecho conocido, pero poco comentado, de que esta jugada nacida en el calor de los partidos, es la más aborrecida, la odiada por el futbolista argentino (cuando se las hacen, se sobreentiende) Para los futbolistas gauchos, el ser víctima de un túnel o caño es tomado como la peor de las afrentas, la suma de todos los insultos que se dan en la cancha, el “summum” de la obscenidad pelotera, y la cual, al recibirla, para un argentino sólo existe una respuesta inmediata: ir contra el faltoso y sacarlo por los aires con la más potente y descalificadota patada posible: curiosamente dicho acto descalificador se ve raramente en el torneo local argentino, pero en partidos internacionales (entre clubes o selecciones, amistosos o no), ó en torneos de otros países, donde un argentino sufre una de estas jugadas, no es nada raro que se las vea casi de inmediato con la tarjeta roja tras “desagraviarse” de tal manera.

El asunto no es cosa reciente: ya en los años ‘50s, el gran “Lolo” Fernández recordaba entre sus anécdotas, durante un enfrentamiento amistoso contra el Racing argentino, y tras hacerle una sonora “huacha” a un player contrario, éste se le paró frente y con los ojos desorbitados, bufando y la cara morada, le espetó “¡no me lo vuelvas a hacer!!” El pasar la pelota por entre las piernas del contrario es un quite altamente celebrado por las hinchadas sudamericanas de la costa del Pacífico, una fantasía elogiada al hacerse a la carrera hacia el arco por los de la costa del Atlántico; en las europas es una jugada sin mucha espectacularidad y solo celebrada cuando se realiza contra el arquero y se convierte en gol: en este caso, se celebra la habilidad del delantero que aguardó hasta el último instante para hacer el remate, mientras que al arquero no se le critica en demasía el haber estirado la pierna algo tarde: como vemos, es una jugada más del montón, celebrada la mayoría de veces, pero casi nunca por un argentino, y lo curioso es que, si mal no recuerdo, el mismo Maradona disfrutaba haciéndolas,...

De ahí la extrañeza con respecto a su última indicación al seleccionado albiceleste. Tal vez sea una muestra clara de que, como entrenador, está algo mal de la sesera.

¿Por qué un futbolista argentino odia tanto que le hagan una “huacha”?, los psicólogos podrían considerar que el motivo es el machismo: el ofrecerse inconscientemente “abierto de piernas” podría considerarse como un ofrecimiento digamos que muy femenino y que el paso de la pelota por en medio de las piernas podría considerarse como una “vejación”, una “violación de la masculinidad” del futbolista,… y siendo que los argentinos se consideran –futbolísticamente-, como los “machos alfa” del fútbol sudamericano y mundial, la reacción sería evidente. Los seleccionados sudamericanos al menos saben bien esto: para desquiciar a un argentino en el campo no hace falta pifiar su himno, escupirle, agarrarlo a patadas o gritarle obscenidades; basta con hacerle un sonoro “caño” y listo. Brasileños y peruanos lo descubrieron desde los inicios del fútbol sudamericano y hoy todavía es una conseja frecuente de jugadores veteranos cuando se debe enfrentar a los del Río de La Plata.

¿Qué otros motivos habría para el odio visceral ante el “caño”?, ahí podríamos conjeturar también lo siguiente: las jugadas de fantasía eran algo raro en los albores del fútbol gaucho y en realidad no tienen ninguna jugada que pudiesen considerar como suya: el gol olímpico tiene patente de origen uruguaya, la “folha seca” es indudablemente carioca y la “chilena” es y será disputada hasta el final de los tiempos por chilenos y peruanos (conocida como “chalaca” en el Perú); en cuanto a la “huacha”, no tiene patente de origen, pero era abundantemente recurrida por el resto de jugadores del continente, y se convertía en un recurso harto frecuente para dribblear, y que padecían con cierta frecuencia los gauchos, que en los primeros años del fútbol sudamericano practicaban un fútbol un poco más europeo que los del resto del continente. Y si a eso sumamos que la única jugada conocida y de origen gaucho es la no muy presentable “Mano de Dios”, pues como que el argentino se queda corto en eso de sentir una jugada de fantasía como suya.

¿Creerá el Diego que un exceso de “caños” puede generar agrias disputas entre sus dirigidos?, podría ser, pero me parece altamente improbable: las tensiones y divisiones en el cuadro albiceleste ya están presentes y no creo que se vean incrementadas por una simple jugada; la Argentina tiene hoy por hoy muchísimos más problemas como seleccionado como para preocuparse de tales nimiedades, y lamentablemente el mismo Maradona es hoy uno de sus principales motivos de tensión dentro del cuadro. ¿Acaso Maradona desea aún mantener el monopolio de la exquisitez en el juego dentro de los seleccionados argentinos?, la ex estrella aún parece no entender que es actualmente un DT y como tal, no debe tomar posturas de “macho Alfa” ante sus dirigidos: debe dejar que se explayen en la cancha y explotar todas sus potencialidades (yo me pregunto, ¿cómo habrá reaccionado en el pasado El Diego cuando uno de sus entrenadores le dijo: “no caños”??)

Argentina tardó años en pasar del fútbol de barrio de sus primeros tiempos, con el que llegó a disputar épicas finales olímpicas y mundiales con Uruguay, para adaptarse al fútbol colectivo y técnico: se autonombraba “el mejor fútbol del mundo” y en los primeros mundiales debió a fuerza de derrotas encontrar sus propias características de juego, su propio virtuosismo y sus propias habilidades y fantasías con el balón: el epítome fue precisamente Maradona y después,… cayó al la insipidez aburguesada del fútbol actual, “transnacional”, que no diferencia en el juego, a un mexicano, un alemán o un argentino; esto no es cosa solo de Argentina: también lo padece Brasil y muchas otras selecciones. ¿Acaso el Diego ha decidido renegar de la Fe en el fútbol virtuoso, preciosista y efectivo, para entrar de lleno en la creencia hereje de que “para ganar a los europeos hay que jugar como ellos”?; no conozco de equipo argentino que haya derrotado a alguien no jugando como argentinos. Esperemos que esta peregrina idea del Diego solo sea eso (peregrina), los que amamos el fútbol bellamente jugado lo deseamos de corazón.

1 comentario:

  1. gol olimpico Recibe su nombre del gol marcado por el argentino Cesáreo Onzari, en el minuto 15 de juego del partido amistoso que su equipo ganó por 2 a 1, celebrado el 2 de octubre de 1924 en la cancha de Sportivo Barracas, jugando para la Selección Argentina contra Uruguay, flamante campeón en los Juegos Olímpicos de París. Fue la primera conquista de este tipo, obtenida en una competencia trascendente, convalidada según la reforma reciente de las reglas del juego, por lo que se acuñó el término de gol olímpico para referirse a una anotación de estas características, ya que hasta allí el reglamento establecía que no era válido un tanto conseguido directamente de un saque de esquina.2
    Asimismo, el primer gol de este tipo anotado en una Copa Mundial de Fútbol fue conseguido por el colombiano Marcos Coll el día 3 de junio, en el Mundial de Chile de 1962, durante el partido Colombia - Unión Soviética, y es hasta la edición de 2010, el único gol olímpico anotado durante una Copa Mundial.3

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